sábado, 25 de julio de 2009

Paso 1: Decidir que te vas

No existe un momento preciso en que puedas determinar que tomaste la decisión de irte. No podrás nunca decirle a nadie que fue el 20 de junio de tal año, a las tantas horas y tantos minutos, cuando por fin, luego de deshojar largamente la margarita, decidiste que tus destinos estaban allende las fronteras nacionales.
Es más, si alguien te dice: - ¡Ah, no! Yo sí sé cuando -. Es pura mentira, retamo, paja amarillenta y seca de tan obvia que es.
El primer paso de un emigrante es decidir que se va.
Como todo en la vida la decisión de irse es un proceso que empieza en algún momento y termina en el incómodo (o muy cómodo, dependiendo de las posibilidades económicas del viajero) asiento de un avión, un barco o un autobús; un buen día se juntaron los planetas, se acercaron los arcanos, se decidieron los dioses, te dio piquiña y ¡Zas! Te fuiste.
Muchas son las cosas que pasan por la cabeza de un potencial emigrante justo en esos días previos al inesperado momento de la decisión y por supuesto, muchas otras cosas pasarán después que se haya cruzado esa línea invisible. Es una confrontación inevitable, como un encuentro impostergable al que no se quiere ir.
Fue una mañana como todas las demás, o quizás una tarde mientras estaba atrapado en las entrañas de la enorme serpiente de carros, en que se ha convertido Caracas; o una noche calurosa, desparramado como un fardo de harina con hoyitos furtivos en el balcón del departamento, no sé. Lo cierto es que lo decidí o quizás no, pero la sensación de haber dado un paso hacia la salida me invadió lacerante, fría, resbaladiza.
Hay sin embargo un margen de tiempo durante el cual puedes todavía arrepentirte, escurrir el pesado bulto de tu decesión por debajo de la puerta que da al olvido, ese espacio de tiempo es el que transcurre entre el momento en que te decides a irte y el momento en que haces pública tu decisión.
Si bien no recuerdo cuando decidí convertirme en emigrante, sí puedo afirmar con la certeza del testigo presencial, que luego de hacer pública mi decisión, de forma atolondrada, imprudente, casi cruel con mis familiares; los hechos me llevaron, me arropó la realidad y el calendario se convirtió en escalones hacia la entrada a un mundo desconocido. Se pudiese establecer una analogía con la ansiedad que produce el paso del tiempo cuando se está esperando la llegada de un bebé: esperamos un nacimiento o un renacimiento, experimentamos una muerte o una resurrección, dependiendo del cristal con que se mire, la ancestral afirmación de que un vaso de agua que está medio vacío, también está medio lleno.
Pero, cabalgar toda esa ansiedad puede desgastar peligrosamente las bases de la decisión de emigrar, sobre todo y como ya expresé fue mi caso, luego de hacerla pública olvidé progresivamente las razones que me llevaron a tomarla.
Y es que emigrar es una decisión de bolas no de razones.

3 comentarios:

Anonimo dijo...

No se en donde lei hace poco, que estudios hechos recientemente en España indicaban que, aún a pesar de la recesión económica mundial, los Venezolanos que habían emigrado a ese país eran los más renuentes a regresar a su país de origen a pesar de que su condición económica en el extranjero no era holgada y a pesar de que al regresar a Venezuela estarían quizás economicamente mejor. Yo creo que a nivel mundial eso aplica por igual. ¿Y porqué será eso?

No es dificil de entender que los motivos que nos llevan a emigrar de nuestro país no son para obtener una mejora económica sino una mejora de calidad de vida a nivel de aspectos que quizás alguien que viva en Europa o en Estados Unidos o en Canadá, y en general en cualquier pais del primer mundo, no podría entender.

Huimos de la mediocridad, de la falta de valores, de la inseguridad a todo nivel, no solo personal sino de todo tipo, incluso hasta intelectual!!!

Todo aquel que tiene hijos ve la necesidad de huir potenciada, pues desea ofrecerles a ellos un futuro que aqui en nuestro país lamentablemente va a ser imposible.

Para algunos, el primer paso "Decidir que te vas" no es díficil, probablemente lo ha decidido ya hace tiempo, ayudado por las "gratificantes" experiencias cotidianas, lease, atracos, robos, secuestros express, bajadas de mula, trámites comunes convertidos en calvarios, alo presidentes, etc. etc. etc...

Lo difícil es lo que viene después. Porque vamos a estar claros, una cosa es:

"ME QUIERO IRRRRRRRR!!!!!!"

y otra es:

"COMO C... HAGO PARA IRME!!!!"

Asi que creo que no solo espero, sino que muchos esperamos ansiosamente las próximas entregas!!! jejeje ;)

Saludos.

Eleana Rodriguez dijo...

Mi querido Gonzalo

Me encanta el blog que has iniciado, un tema que me toca directamente, el 15 de agosto cumplo mi primer año de Emigrante, estamos muy felices de estar aqui, pero si, no es facil empezar de nuevo.
Me gusta tu estilo de escribir....seré una de tus seguidoras.
See you my friend!!!!!!
Eleana

Marysther Amaya dijo...

Mi quirido amigo musical...

Para mí, emigrar, es una decisión de razones que requiere bolas para hacerla realidad...

Muchos de nosotros no estaríamos fuera de no ser por la situación en la que se encuentra Venezuela. Ese señor nos dió las razones y nosotros le echamos ...ganas!!!

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